Has pasado horas documentándote, planificando la estructura de una obra, escribiendo y borrando con denuedo, corrigiendo hasta que las palabras pierden el significado y ya no sabes si lo que has escrito es bueno o no lo es tanto. Has suplicado a personas cercanas que te lean el libro y te den su opinión con la mayor franqueza. Has consultado en la Fundeu y la RAE cómo se escribe esto o si este giro es correcto o no. También has dejado reposar la obra para leerla, más adelante, con mayor objetividad. ¡El título lo has cambiado diez veces! Y has añadido y eliminado de la dedicatoria a varias personas. 

Es posible que el perfil descrito anteriormente no se ajuste al cien por cien al tuyo como escritor novel, pero seguro que tu actividad literaria ha participado de buena parte de las cuestiones que se describen. Porque escribir un libro es solo la parte visible de la labor del escritor, sea consagrado o no.

Ahora te enfrentas a la tarea más difícil de todas: publicar tu primer libro. Nosotros no vamos a publicarlo; no es nuestra misión, pero sí vamos a ayudarte a tomar decisiones. Confiamos en que este artículo va a permitirte, finalmente, pronunciar las palabras mágicas que todo escritor consagrado ha dicho para sí en algún momento: voy a publicar mi primer libro.

Lo primero es enviar el flamante manuscrito a… ¿a dónde?

  • ¿Agentes literarios?
  • ¿Editoriales tradicionales?
  • ¿Editoriales de autoedición?
  • ¿Amazon y otros soportes gratuitos?
  • ¿Asociaciones que prometen publicar y triunfar como escritor?  
  • ¿Correctores y/o maquetadores?
  • ¿Gurús de internet que prometen pulir el libro para que las editoriales lo acepten sin dudar?

Te vamos a hablar con toda franqueza porque queremos que inicies con buen pie tu carrera de escritor, llegue hasta donde llegue. De falsas promesas con ladinas intenciones está lleno el ciberespacio. Personas que te van a augurar una carrera próspera vas a encontrar demasiadas previo pago, eso sí. Vamos a ser muy realistas para que no alojes falsas esperanzas, con la consiguiente frustración que no mereces en absoluto. Publicar un primer libro no es sencillo y muy pocas personas te van a ayudar desinteresadamente. 

Los agentes literarios no están para echar una mano a los autores nuevos. Tampoco es su misión, al menos en principio. Ellos tienen bastante trabajo tratando de conseguir la confianza de autores consagrados que confíen en su gestión ante las editoriales. Algunos, como medio alternativo de supervivencia, ofrecen servicios de corrección y maquetación para autores noveles, pero no se afanan por gestionar su libro ante editor alguno. Perder el tiempo esperando la respuesta de un agente literario es algo que, por tanto, no te recomendamos. 

Las editoriales tradicionales tienen un modo fenomenal de hacerse con escritores consagrados: acuden a ferias literarias de todo el mundo para captar a autores que ya han tenido éxito en otros países. Escritores que les van a garantizar pingües retornos una vez hayan publicado sus obras en generosas tiradas. No, las editoriales tradicionales —esas cuyos sellos y logos todos conocemos— no están por la labor de descubrir talento. Es cierto que en otro tiempo se dedicaban a ello pero actualmente, dadas las condiciones tan competitivas del mercado editorial, no arriesgan en absoluto, algo que podemos entender teniendo en cuenta que la literatura es, por encima de todo, un negocio. Es verdad que algunos gurús y no pocos autores arremeten contra esta actitud de las editoriales tradicionales; no es justo, cada uno invierte en lo que le parece oportuno e invertir en autores nuevos no es un buen negocio (disculpa la franqueza). 

En numerosas películas podemos ver cómo un verdadero desconocido es convocado por el editor para estudiar la publicación de su primer libro y, después de publicado, el escritor se hace rico y vive holgadamente; más que ficción en la actualidad sería ciencia ficción. Todo ello salvo excepciones mínimas y casos que nos han hecho creer que han sido de esta manera, por la cosa romántica, y que no han sido realmente así.

Prueba de ello es que, actualmente, todas las editoriales tradicionales cuentan con sellos de autoedición a dónde remitir las obras de autores noveles que les llegan. Recuerda que, por mucho sello matriz que ande por medio, se trata de autoedición pura y dura. Ahora hablamos de en qué consiste: 

La autoedición es una fórmula estupenda de publicar un libro del que no esperemos nada de nada. Las memorias de la familia, un manual para alumnos, un libro para hijos o nietos… poco más. No es la fórmula indicada para un esforzado libro que pretenda trascender al público lector y competir con el resto de escritores. No, por mucho que lo afirmen no lo es. Carecer de una distribución extensiva, no tener personal dedicado a la promoción de autores, no realizar (si no se paga) la edición completa: corrección palabra a palabra, maquetación línea a línea, legalización con Depósito Legal, cubiertas de diseño sin límite de pruebas, etc. Las calidades de las autopublicaciones son muy malas, comparadas, por ejemplo, con las que resultan de la edición tradicional o la coedición. No, la autoedición se parece a la publicación de un libro pero no lo es. Es cierto que tuvo su momento y que muchos autores se han visto abocados a ella, ante la negativa del resto de editores, pero no es un medio adecuado para publicar un libro, por más que se anuncien compulsivamente en internet prometiendo esto o aquello. Las empresas de autoedición (mal llamadas editoriales) no viven de vender libros sino de lo que les pagan los autores que les confían sus libros. 

Amazon y otros soportes gratuitos de publicación pueden resultar muy atractivos a la hora de publicar una obra. Sin embargo, los resultados son palmarios y la inmensa mayoría de los autores que publican en estos lugares se sienten decepcionados por las vanteas, la calidad de la publicación y la escasa o nula notoriedad de su obra pasado el tiempo. Lo pero es que una vez que publicamos un primer libro nadie va a querer publicarlo una vez que le hayan colocado el código de barras porque daría problemas de duplicidad y derechos.    

Asociaciones de escritores de catadura muy aventurera, supuestos gurús literarios que prometen esto y aquello a cambio de y toda una cáfila de espabilados y aprovechados van a ir a por tu primer libro; no tengas la menor duda. Ni caso, no son más que encantadores de serpientes que una vez cobrados sus emolumentos, se desentienden y «…nada de lo prometido».  Lo mismo decir de aquellos que prometen correcciones y maquetaciones excelentes gracias a las cuales los editores se van a arrodillar ante tu libro. Falso de todas todas; tanto las editoriales tradicionales como las editoriales de coedición corrigen y maquetan, con su estilo propio, los libros que deciden publicar. Por este motivo no son necesarios estos supuestos profesionales que solo buscan beneficiarse de las ilusiones de aquellos que pretenden publicar un primer libro en las mejores condiciones.  

Actualmente, las editoriales de coedición son el único medio válido para publicar un primer libro porque: 

  • Seleccionan las obras después de leerlas y de descartar aquellas que no se encuentran a la altura de una publicación excelente, en línea con su fondo editorial. 
  • Corrigen profesionalmente el manuscrito.
  • Maquetan línea a línea el texto.
  • Diseñan la cubierta sin límite de pruebas y de acuerdo con el autor.
  • Envían las galeradas al autor para que las apruebe o las modifique. 
  • Legalizan la obra mediante ISBN y Depósito Legal, de manera que se envíen a bibliotecas nacionales de España. 
  • Envían a los autores, cuyas obras van a publicar, un informe muy exhaustivo sobre su obra para que puedan mejorarla de cara a una publicación excelente, a la altura de los grandes escritores. 
  • Trabajan codo a codo con los autores con quienes mantienen una comunicación directa y continuada. 
  • Acuerdan con los impresores las mayores calidades para las obras que publican. 
  • No lo publican todo bajo la misma vitola sino que disponen de diferentes colecciones donde ubicar los diferentes géneros literarios. 
  • Cuentan con distribución extensiva.
  • Tienen profesionales que se encargan de la promoción de sus libros. 
  • Viven de la venta de libros, las aportaciones económicas del autor no cubren la edición ni mínimamente. 
  • Liquidan derechos de autor (regalías) periódicamente. 
  • Y mucho más. 

Preguntados en numerosas ocasiones por una buena editorial de coedición, solo vamos a dar el nombre de un sello que realiza una labor extraordinaria para poner en valor la literatura de escritores noveles, bien es verdad que también publican en este sello editorial autores consagrados. Editorial Adarve es una de las mejores editoriales de España  y la que más apuesta por nuevos escritores. Eso sí, publica todo lo que le llega sino que selecciona, después de leer los manuscritos, aquellos con más posibilidades de mercado. Ni que decir tiene que la coedición es mucho más lenta que la autoedición. El trabajo es mucho más duro, de cara a mejorar la obra y a lanzarla en las mejores condiciones, en el caso de la coedición.   

Piensa bien en esto: no hay atajos, nadie va a lanzarte al estrellato. Solo aquellos que te propongan trabajar, trabajar y trabajar tienen interés en que tu obra tenga éxito. 

Permítenos desearte mucha suerte en la publicación de tu primer libro. 

Gracias por leer este artículo.