A menudo me preguntan mis autores… ¿cómo ves a los personajes de mi novela? Lo entiendo; la configuración de los personajes es uno de los pilares sobre los que se fundamenta una obra de la magnitud literaria de una novela. 

¿Cómo incluir personajes a lo largo de una novela?

El principal error a la hora de incluir diferentes personajes en el seno de una novela, sea esta del género y las dimensiones que fuere, es irlos incluyendo según el autor avanza en su desarrollo. Muchos escritores me dicen: «Yo los voy incluyendo según la novela lo pide». Pero las novelas lo que «piden» es una buena planificación y no la improvisación de la que algunos alardean injustificadamente. 

Los personajes que se van a ir sumando al elenco de una obra novelística lo deben ser previa planificación antes siquiera de que el autor escriba una sola línea. Por favor, no improvise porque acabará desconfigurando perfiles e incluyendo a personajes que, en muchas ocasiones, no deberían estar ahí. Porque cada personaje debe ofrecer una personalidad bien estudiada, capaz de conseguir la ansiada familiaridad con el lector. 

Perfil psicográfico de los personajes de una novela.

La descripción de los diferentes perfiles psicográficos resulta esencial para el perfecto entendimiento del lector y la consiguiente transferencia con el lector. Del autor depende cómo dosifique dichas descripciones. Algunos lo hacen someramente nada más aparecer los personajes «en escena» y, más adelante, van configurando sus personalidades hasta completarla. Otros, por el contrario, prefieren dar un golpe descriptivo inicial y luego dejan en manos del lector una configuración que deberán realizar en función de sus actos y de los que vaya averiguando de ellos a través de sus diálogos. 

La manera de describir personalidades de personajes queda, por supuesto, al arbitrio del autor. Sin embargo, es frecuente que el escritor no describa a sus personajes lo suficiente y esto va a ir siempre en detrimento de la calidad de la novela de su autoría. Describa sin temor; los lectores desean conocer a sus personajes plenamente, encariñarse con ellos, odiarlos, amarlos… todo ello no será posible si usted escatima en elementos descriptivos de las diferentes personalidades en su obra. 

Los personajes principales deben tener personalidades perfectamente configuradas desde el punto de vista psicográfico. Esto es: ser capaces de ofrecernos información acerca de sus rasgos de personalidad y su condición social. Así, deberemos tener presente aspectos clave de las diferentes personalidades de estos personajes principales:

  • Carácter: duro, manso, estable, inestable, psicopático, frío, caliente, pansexualista, tímido, etc… Combinando algunos de estos rasgos tendremos una personalidad bien configurada. Tenga en cuenta que nadie es tímido o abierto, estable o inestable, valiente o cobarde sino que participamos de estos rasgos y su combinación en alguna medida. Tenga presente también que la personalidad es muy estable, pero que la conducta no lo es, por lo que un personaje muy aguerrido puede tener comportamientos más prudentes en según qué circunstancias. No cree perfiles muy rígidos porque condenará al lector a leer una obra donde todos son previsibles. Para ello, tenga en cuenta el principal axioma de psicólogos y psiquiatras: «el comportamiento humano es imprevisible, cuanto más el comportamiento patológico». No hay cosa más aburrida que un relato, en obra literaria o película, con niveles altos de previsibilidad. 
  • Cultura: Como en la vida real, los personajes de obra se encuentran muy mediatizados por un aspecto tan fundamental como la cultura y el nivel de conocimiento. De este modo, una persona sabia no se comportará con la impulsividad de alguien más primitivo. Resulta extraño leer algunas obras en las que se nos presenta a personajes tremendamente sencillos que hacen alarde de una gran elocuencia; las cosas no son así. Procure personajes creíbles para su novela. 
  • Pasado: Como reza el conocido aserto: «todos tenemos un pasado». Sus personajes, a menos que sean muy pequeños, también. Usted puede emplear la técnica del flashbak (paso a una escena o acontecimiento cronológico anterior a la trama principal) o no emplearla, narrando brevemente el pasado de un personaje determinado. Sea como fuere, el lector necesita saber qué ha llevado a este personaje a tener esta o aquella personalidad, lo que podría justificar determinados comportamientos visibles en la obra. 
  • Nivel socioeconómico: El perfil psicográfico va mucho más allá de la descripción planificada de los rasgos de personalidad de determinados personajes que protagonizan una obra literaria; en este caso una novela. También incluye un aspecto tan fundamental como el nivel que ocupa en la sociedad. Es evidente que no se comportan del mismo modo aquellas personas provenientes de un estrato social muy bajo que aquellos que tienen la fortuna de pertenecer a las clases poderosas. Son muchos los autores que no se detienen a describir este aspecto, que no lo consideran relevante. 

Consejos a la hora de configurar personalidades.

Como quiera que muchas conductas van a depender de la personalidad que las impulsa y determina, debemos tener en cuenta ciertos aspectos a la hora de configurar comportamientos derivados de personalidades que vamos a ofrecer al lector. A saber: 

  • No sea maniqueísta: Nadie es infinitamente malo ni infinitamente bueno; todos participamos, en cierta medida, del bien y el mal. Cada cual en una proporción determinada. Además, las personas pueden ser malvadas a lo largo de una etapa de su vida y no tanto en otras. No cree personajes tan rígidos; los malos pueden resultar encantadores, deliciosos, de la misma manera que algunos buenos nos aburren en su infinita bondad. Piense, lo comento como ejemplo, que hasta Hitler, paradigma de personaje siniestro de nuestra historia reciente, era muy complaciente con su mujer o su perro. Del mismo modo, numerosos asesinos en serie han ayudado a vecinos y conocidos a salir adelante mientras enterrabas a jovencitas de 20 años en su jardín. Estamos hartos de ver documentales en los que aparece una leona violenta con un antílope y amorosa con sus vástagos en un lapso de tiempo de apenas media hora. 

Estoy cansado de leer manuscritos sobre la Guerra Civil Española en los contendientes republicanos eran todo bondad mientras que los partidarios del general Franco eran pérfidos hasta las últimas consecuencias. Todos sabemos que las cosas no fueron así y que hubo atrocidades cometidas por ambos bandos. Además, ni la II república fue tan buena ni la dictadura Franquista fue tan mala. Hubo de todo en ambos periodos de la Historia de España. 

No escriba «vidas de santos» cuando escriba sobre mujeres al tiempo que maldice a los hombres; no generalice por muy de moda que esté.  

  • No configure personajes previsibles; Sorprenda al lector, no lo mate de aburrimiento con tanta previsiblidad.
  • Planifique, no vaya incluyendo a los personajes por inspiración: Piense que los grandes escritores son, por encima de todo, grandes planificadores de personajes novelísticos, que no dejan nada al azar. Es posible, y no pasa nada por ello, si usted incluye un personaje a última hora que no estaba programado, pero dejar a la propia novela que «vaya pidiendo» personajes no suele funcionar. 
  • Describa exhaustivamente solo personajes principales: O matará de aburrimiento a sus lectores. El resto de los personajes, sobre todo aquellos que ostentan un papel terciario, solo deben describirse con algunas pinceladas. 
  • Describir el atrezo: La indumentaria de los personajes dice mucho de su personalidad. No olvide describir cómo van vestidos y que atrezo emplean en su vida cotidiana. Esta información será muy bienvenida por sus futuros lectores.

Personalidades contradictorias: En la vida real todos sobrellevamos nuestras propias contradicciones. A ver si en su novela los personajes son tan puros como para carecer de ellas. La egodistonia está más que presente en nuestras vidas: personajes de éxito que no desean serlo, homosexuales que desearían ser heterosexuales o pescadores sensibles que no soportan el sufrimiento de los toros en la plaza. Es posible que el rasgo más sobresaliente de humanidad radique en nuestra capacidad para vivir nuestras propia contradicciones, algo que no sucede a los animales.